¿Qué encierra su mirada sin distancias, su risa en cataratas, su cintura,
su aroma derramándose en la brisa matinal de rocío como el musgo donde sacias tus labios pordioseros,
que no sea algo más que los ultrajes de enfrentar a mis días agrietados con su fulgor de arcilla humedecida,
incorporando el guiño temerario de un descarado calendario en celo?
¿Por qué en las agonías de mi otoño,
cuando la sangre exige un pulso calmo y no hay cóleras densas de amapolas ni borrascosas iras turbulentas defoliando mis cálices secretos,
cuando derrotas de ascuas ruborosas deshabitan mis áridas matrices y la implacable sombra me devora con dentelladas secas
y los sueños se embozan en sudarios cenicientos,
agravias, con tus torpes espejismos, este amor de perdón hospitalario,
de cómplices presencias hortelanas, de historias con promesas y arrecifes amarrado en las dársenas del tiempo?
¿Qué brújulas cegadas y dementes extraviaron tus tiernas discreciones,
tu candorosa estirpe de lealtades,
en este absurdo dédalo de luto que no deja lugar para mi cielo?
No desnuques los párpados.
No llores.
No invadas con disculpas malolientes mis cepas de intemperies moribundas.
No soporto las dudas que escarnecen esta sinceridad de los afectos.
No acepto tu vergüenza.
No la acepto.
Recuso tus palabras degradadas,
impugno la razón de tus mendrugos
y rechazo tus torpes felonías con todos los oleajes de mi infierno.
Del libro A espaldas del silencio de NORMA SEGADES-MANÍAS
Publicado en la Editorial Alebrijes
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