Un beso de tu boca hermosa
te robé una mañana temprano
y tú me diste un guantazo
con tu mano temblorosa.
Te alejaste corriendo
y yo me quedé quieto
viendo perderse tu cuerpo
tras los árboles del huerto.
Con el robo de este beso
para siempre te habré perdido
y en tus ojos queridos
ya jamás quedaré preso.
Una tarde le perdí perdón
y no me quiso escuchar
porque nada tenía que hablar
con quien ataca a traición.
Me cerró los caminos
que a su corazón llevaba
y en la soledad lloraba
el haber sido tan atrevido.
JOSÉ LUIS RUBIO
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