jueves, 24 de enero de 2013
BREVERÍA
2771
No fue tan mágico el amor perdido,
la magia estuvo en ti, no en la otra parte.
La creaste a tu imagen, en rugido,
en arrullo, en entrega, en obra de arte.
Y ahora, que tu cristal se ha desteñido,
viene la realidad a despertarte.
No amaste a quien se fue; sólo has amado
a quien tu fantasía ha fabricado.
2772
Amé, perdí, lloré, pensé que el mundo
se me desmoronaba, mas en breve
volví a amar, y a perder. En lo profundo
del alma brilla el sol, y luego llueve.
Y me vi renacer a cada paso,
ya progreso o traspiés, porque no hay nada
definitivo en éxito o fracaso,
que no nos brinde nueva encrucijada.
La vida ofrece renacer constante,
y hay siempre, más allá, un albor radiante.
2773
Ella me enseñó a amar. Otros amores
habían sido meros espejismos,
sin sospecharlo yo, y sin rencores,
logré atascar sus propios mecanismos.
Mas un día partió, sin enseñarme
cómo dejar de amarla, y reanimarme.
2774
No llores por haber un tiempo amado,
y haber salido de ese amor herido.
Afortunado tú, porque has hallado
el amor con que tantos han soñado,
aunque lo hayas perdido.
2775
¿Por qué el encogimiento a la partida,
aunque desconozcamos el destino?
Múltiples muertes hay en cada vida,
cada una es sólo un alto en el camino.
Despedirse es morir en cierto modo,
mas cuando reanudamos el viaje
resucitamos; como siempre, en todo
se repiten los ciclos y el paisaje.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-
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