Si solo supieras cómo eres
cómo te ven
cómo te sienten,
si solo supieras...
Aunque solo silbes,
preguntes
pasees,
o en los silencios del teléfono,
aúlles.
O solo arrulles la mies
y los dameros.
Si solo supieras el valor del viento
cuando tu pelo ensortijado y libre
como racimo de diademas
yace en tus sueños.
Y te derramas por los ojos
como torrente
raudo y rugiente
y te duelen las lágrimas de llorar
si sabes que no son paralelos los temblores.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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