domingo, 5 de agosto de 2012
LA DESPEDIDA DE LA FUERZA DE GRAVEDAD
En aquel tiempo, la tierra sólo era un tapiz geológico sobre el cual los eones habían plasmado paisajes minimalistas y monocromáticos con una inspiración carbonífera. Toda forma de vida, excepto el Homos Plus Ultra, había desaparecido. Este, debido a las exigencias que las leyes de selección natural a nivel cósmico le habían impuesto, le dio un nuevo curso a su autoevolución cuyo resultado fue la modificación molecular de un organismo que ya no era de base de carbono, sino de silicio; con un metabolismo fotosintético que —a falta de una atmósfera cuyos átomos habían ardido hacia tiempo o se habían escapado hacia el espacio exterior por la debilidad de la fuerza de gravedad—, procesaba las radiaciones gamma y X en sustitución del oxígeno.
El Sol, en el trance de una oscura inspiración, quemó todo su hidrógeno en la hoguera de una fusión nuclear en busca del color más saludable de una gigante roja. Ya habían pasado más de 450 millones de años desde que se sonrojó, pudor adolescente que no impidió que devorara en el avance de su crecimiento a Mercurio y a Venus. Aún no había engullido a la tierra, pero sus efectos incineraron todas sus capas atmosféricas; anularon su campo magnético; y habían debilitado su fuerza de gravedad. Y es que el colosal peso de la gigante roja había desplazado el efecto que el peso de la tierra ejercía sobre la curvatura del espacio-tiempo. Aligerando de esa manera su tirón gravitacional.
Al fin llegó el tiempo en que el Homos Plus Ultra sabía que la cuenta regresiva para la vida del efecto del peso de la tierra sobre el espacio-tiempo o —para no olvidarse de Newton en hora tan aciaga— de la fuerza de gravedad, iba a llegar a cero. Pero los Plus Ultras estaban preparados. Cuando sintieron la agónica despedida de esta, simplemente cerraron sus ojos y dejaron que sus cuerpos flotaran hacia el espacio exterior. Ese día, la tierra vio como sus hijos se elevaron hacia la negritud sideral: cual espermatozoides en busca de los óvulos maduros de planetas ubicados dentro de los ovarios de otros sistemas solares.
Odilius Vlak –seud.- (República Dominicana)
Publicado en la revista digital Minatura 119
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