Despejaste las nubes de mi cielo,
tu sol rotundo me cegó los ojos.
Mariposa en la cruz de tus antojos
clavé mis alas sin levar el vuelo.
Fuiste cumbre y abismo de mi anhelo,
noche y aurora en que viví de hinojos
amasando mi pan con tus enojos,
endulzando tu hiel con mis desvelos.
Es tiempo de vivir, mueran las penas.
Te dejo con mi adiós y tu derrota
en el ocaso de las azucenas.
Despertará mi corazón dormido
y a tu desierto llegarán cantando
las implacables notas de mi olvido.
Herminia D. Ibaceta, EUA-Cuba De su libro: Sonetario cósmico
Publicado en la revista Carta Lírica 40
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