miércoles, 1 de agosto de 2012
¿CUÁNTO PESA TU ALMA?
No hay excepciones; las normas son las mismas para todos —insistió el sobrecargo con amabilidad pese a su evidente fatiga.
Sylvia miró la báscula, cuya pantalla mostraba el icono de exceso de equipaje. Sobraban exactamente ochocientos cincuenta y siete gramos.
Solo dudó un momento. Depositó el reloj y los pendientes en la bandeja metálica, se descalzó y acto seguido se despojó de toda su ropa —el sobrecargo bajó la vista avergonzado—. Cuando volvió a mirar, el icono había desaparecido de la pantalla.
Desnuda por completo, recogió su arpa celta y subió por la rampa llevándola en los brazos como si fuera un bebé.
A bordo de la nave, un joven llamado Karlos le regaló una de sus tres camisetas heavy, que a ella le llegaba hasta las rodillas.
—Mi guitarra pesaba un poco menos —le explicó sonriendo.
María Isabel Redondo Hidalgo (España)
Publicado en la revista digital Minatura 119
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