Escalaste el eterno firmamento
arrastrando tu gloria hasta el martirio
con el arma sublime del delirio
matizando tu claro pensamiento.
Agotado el crisol de tu elocuencia
y ante la faz de tu destino infausto,
supiste galopar al holocausto
para darle a tu patria independencia.
¿Quién acaso no lee todavía
tu excelsa prosa y fina poesía?
Por eso allí al margen de la losa,
surges triunfal desde la tumba oscura
como estatua que busca, silenciosa,
el supremo llamado de la altura.
Lorenzo Suárez Crespo, Bahía Honda, Cuba, 1943
Publicado en la revista Carta Lírica 40
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