Antonio Tabucchi (1943-2012) Sostiene Pereira
Traducción de Carlos Gumpert y Xavier González Rovira
Editorial Anagrama
“Desnuda en la picota del deudor, sufre una nación a la que dar las gracias era antaño lo más natural”
Günter Grass
La primera edición de Sostiene Pereira en Anagrama data de 1995. En este 2012, como a dos meses de su fallecimiento, tan conmovedora como excelente novela confirma su decimoséptima edición. La noticia de la muerte de Tabucchi me sorprendió precisamente leyendo “Viajes y otros viajes” su último libro editado en España en vida. No soy dado a las neurológicas ni con aquellos autores que forman parte de mi diario como lector, pero a veces, como escribí tras la noticia de su fallecimiento” La muerte de Antonio Tabucchi no es su adiós definitivo. Él y su obra permanecen con quienes amamos la buena y transparente literatura comprometida con la sociedad y su tiempo”. Pero es que hay muertes que sorprenden y se sienten en lo hondo, máxime cuando se produce una repetición a la ocurrida una semana después con el súbito y último adiós de Carlos Fuentes.
Ambos autores, como otros por supuesto, muchos, debe ser necesarios releerlos, recordárselos al lector independiente envuelto por demasiadas novedades editoriales que más bien trastornan. ¿Existe acaso mayor novedad en este mundo, donde los nuevos títulos que se publican, salvo excepciones, no duran más de una quince días en las librerías sin llegar a veces a lucirse en los escaparates, que la de estos autores claves? Sostengo pues, que por ser recientes sus adioses definitivos, se leen y leen, como se canta en el viejo villancico. Ellos se mantienen vivos porque su obra es un constante mensaje imperecedero en actualidad para alimento en el espacio en que vivimos. Sostiene Pereira, es el ejemplo. ¿No hay mucho en su novela que se puede tomar como espejo ante esta tragicomedia de baba y mentira que vive el país y a la que se prestan tantos escritores patrioteros? Ocurre igual con Carlos Fuentes, pero no escribo sobre ellos porque han fallecido, sino porque están con nosotros vivos, actuales y como clásicos de nuestros momentos culturales y sociales.
Pereira, sostiene a su manera una visión tolerante pero no acomodaticia, sobre el valor de aquellos autores que considera buenos, que transmiten algo como sustancias confortantes, por eso sostenía la creencia y le gustaba escribir sobre ellos pero no hacerles necrológicas, de aquí el buscar a Monteiro Rossi para escribirlas y tenerlas preparadas para llegado el momento final del escritor en el mundo de las altas y las bajas. Él no vivía en tiempos de una indignación activa como vivimos actualmente en esta España de pandereta, rezo duro y mohoso y manos con guantes blancos para tomar lo que no e suyo y además ser considerados inocentes. Algo que a uno le hace recordar aquello que hace años dijo públicamente un alcalde de Jerez de la Frontera: “La justicia es un cachondeo” De aquí que un juez tan digno como Garzón anime a la “indignación activa" para expresar a los responsables políticos que "deben hacer algo distinto a favor de la sociedad”
La actualidad de la novela Sostiene Pereira, “una de las cumbres de la literatura de las últimas décadas”, ha logrando la unanimidad de la crítica. Él era conciente de ese mundo corrupto y esa Iglesia cómplice de tantos desafueros con su hipócrita silencio. Lo demostró en su Italia enfrentándose con la denuncia al imitador de Mussolini, avisando de los nuevos totalitarismos tras la máscara de la democracia. Actualmente, ante la degradación de la democracia, empezamos a sentirnos vivir bajo una dictadura no como la de Salazar o Franco, pero a medida que avanza la corrupción y la flotación el conservadurismo agita la nostalgia en sólidos sectores sedientos del pasado, de María y Frascuelo, las orejas del lobo se van asomando. Tabucchi escritor nada trivial de mirada civilizadora marca un tiempo excitante de contemplación y análisis para ir entrando en las vidas de de los personajes del pasado y presente.
Deleite compensador frente al dolor de la pérdida, esta nueva edición reciente de Sostiene Pereira, reviviendo tiempos no imaginarios sino reales. Tiempos en peligro retroceder al pasado con decorado democrático fingido, dado que las propias circunstancias que vivimos propician un conservadurismo, que se debe combatir, defendernos de el como lo ejercieron Tabucchi y Pereira, uno se sostiene sobre el otro, se mezclan solidariamente con los que nos manifestamos indignados en diferentes escalas dentro de un mismo compromiso social y cultural. Porque la cultura no puede ser ajena a lo que se está viviendo ante tanta banalización, esa que denuncia desde su liberalismo Vargas Llosa como también el compatriota de Tabucchi Claudio Magris, aunque con una visión más sólida, sin caer en el inmaculado liberalismo de Vargas Llosa. Por ello manifiesta: “Creo que el criterio de evaluación cultural ha cambiado. Nadie pensaba que un día se iba a equiparar cantidad con valores, y eso está poniendo en pie lo que yo llamo la lupenbourgeosie…, que no es una burguesía de las formas y que ha decidido que mucho es igual a interesante”
De absoluta y perenne actualidad continua viva, necesaria para andar por el mundo de la cultura, este colosal ensayo de los años cincuenta del pasado siglo elaborado por Max Horkheimer y Theodor Adorno bajo título de “La industria cultural”. Ha corrido el tiempo y hemos vivido y conocido de todo, como Pereira en el suyo, me atrevo a sostener. Hoy nos desenvolvemos entre las dos caras del universo digital, la buena y la perniciosa que se debe tener en cuenta. Y estos dos pensadores de la Escuela de Frankfurt ya avisaron: “La civilización actual concede a todo un aire de semejanza. Film, radio y semanarios constituyen un sistema. Cada sector esta armonizado en sí y todos entre ellos. Las manifestaciones estéticas, incluso de los opositores políticos, celebran del mismo modo el elogio del ritmo de acero. Los organismos decorativos de las administraciones y las muestras industriales son poco diversas en los países autoritarios y en los demás” Bajo esta amenaza y descarado desafió vivimos. Ellos lo conocieron, Tabucchi, como Magris y Vargas Llosa, como Brecht y Thomas Mann, Juan Goytisolo, entre muchos más. Todos los que estamos en contra del nuevo Fahrenheit nos debemos sentir comprometidos, concientes de la barbaridad y desafío que vienen ejerciendo. Seguro que también Pereira, lo sostendría. Tal vez, estos versos de Grass nos inviten a meditar y comprometernos, a no alimentarnos en el pesebre de la banalización.
“Sin ese país te marchitarás, Europa, privada del espíritu que un día te concibió”
Günter Grass
De poema La vergüenza de Europa) Traducción de Miguel Záenz.
Francisco Vélez Nieto (Desde España. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)
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