Este soneto nace enamorado,
y aunque es cierto que muere cuando nace,
el arte en el nacer se satisface
aunque de muerte venga ya signado.
Este soneto sueña lo soñado
muriendo al mismo tiempo que renace
y en su luz y su sombra se complace
jugando con su sueño desvelado.
Este soneto es mucho más que un juego
y mucho y mucho más que una aventura
o una rosa romántica y herida.
Este soneto es vino, canto y fuego
y en él se rinde culto a la hermosura
y al sueño inexplicable de la vida.
JUAN CERVERA SANCHIS -México-
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