El cuello de cualquiera,
es una bufanda distendida,
un muelle desteñido de ausencias,
de cicatrices y podas.
Es,
también,
la fotografía de un simulacro.
En el cuello de cualquiera,
como promesa aguerrida,
descubrimos las catarsis
más bellas del mundo.
El cuello,
también,
es,
la postal en la que las grietas
vierten su sequía,
en donde los cubos de años
desparraman sus garras
milímetro a milímetro.
El cuello de cualquiera.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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