jueves, 28 de junio de 2012

ADIÓS A ADOLFO ALFONSO



Adolfo Alfonso expiró
en su inigualable Habana
y nuestra estrofa cubana
triste y huérfana quedó.
Este bardo, que exaltó
a su patria y su bandera,
ya colgó su voz parlera
de la música en el muro
para que tenga el futuro
recuerdos de quién él era.

Este Alfonso fue mi amigo
porque después del abrazo
se quedó, como un pedazo
de mi corazón, conmigo.
De su amistad me dio trigo
de poesía en La Habana,
y en una  «Cucalambeana»
que tuvo feliz encuentro
se metió del todo dentro
de mi conciencia cubana.

Francisco Henríquez
Publicado en la revista Carta Lírica 40



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