¡Qué diferente a las demás! Comprobando que era
sincera y simple, hizo aún más la flecha del
ángel del amor en mi corazón.
Mis sentidos maravillados al contemplarla
me llevaba a estados superiores. Y ¡allí estaba
ella de nuevo!
¿Quién sabrá si durará? ¿He de abandonar el
fuego eterno y volver a sus brazos?
Mi soplo vital sin ti, se reducirá a unas cuantas
cenizas ante un gran fuego.
Ella es la belleza simple, libre de elementos
externos, la más apreciada. ¡La auténtica!
ALEJANDRO AINCIBURU VICO
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