Nunca pasa nada... cuando a los poderosos interesa que eso sea así. ¿Qué fue del “síndrome de los Balcanes”, o de las “vacas locas”, o de la fiebre aftosa? En África no ha pasado nada y, por consiguiente, no se investigará la actuación del monarca español. Kyoto fue una reunión para jugar a las cartas, nada más, y ni hablar de la cumbre de las Américas, que no es sino una pantomima para que los poderosos sigan controlando las economías y las vidas de los latinoamericanos.
La OTAN se fundó para combatir al “peligro comunista”. Cayó el telón, y la organización militar sigue funcionando a pleno rendimiento, ahora contra el “peligro integrista”… y lejos de su ámbito de actuación. Nada de extrañar.
Las cárceles sólo están llenas de pobres desgraciados porque los ricos, los poderosos, pueden permitirse contratar a los mejores abogados y juristas para seguir en libertad. La policía ayuda en los desahucios, y apenas unos minutos en golpear y disolver una manifestación de estudiantes antiglobalizadores o de trabajadores a los que han despedido... Nada pasa nunca.
Publicado por Francisco J. Segovia -Granada-
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