Al igual que ayer,
vengo con el verso
en la boca,
a vivir de la vida
y a beber del amor.
Al igual que mañana,
tras venir del Norte,
voy desde el Sur
al ser,
al corazón del alba
en el que no hay ocaso.
Nada de lo vivo
me deja frío,
nado en los versos
que respiran ardiente
calor y no queman.
Viví el milenio
escribiendo a dos mil
por una sonrisa
y el dos mil lo pasaré
a tres mil tréboles
por latido de árboles,
aunque el bajo cero/cero
deje seco el alto tallo
de la pluma que me vive.
Aspiro a que algún poema
perdure en la noche
o en el campanario matinal
de alguna plaza
antes que el poder
por el poder, pode
los jardines del alma,
de donde manan las palabras.
Yo seguiré de nube en nube,
con más mieles en el dos mil,
hasta que rompa a llover
pétalos de luz
y la tierra brote de alegría.
VÍCTOR CÓRCOBA-Granada-
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