LA POÉTICA DEL AMOR
El fuego de su afecto
abrigó los labios de mi alma,
me dio alas de poeta
y me llamó a su mar de amor.
El agua nívea de tantos besos,
fue un oleaje de locura;
me acercó a la poesía
y me hice marinero de su silencio.
Comprendí entonces que ella
había ocupado mi soledad,
que sería la luna de mis noches
y yo el amanecer de sus ocasos.
Con ese amor, nunca se muere,
se llega al olimpo,
donde se vive un nuevo
verso, capaz de purificar
el viejo corazón,
ya cansado y acorazado
en los dolores.
En el amor todo es eternidad,
todo es lo que se tiene,
y se tiene cielos en el alma,
arboledas que son nidos de luz.
La luz copiosa del amor nadie
la puede esconder,
brota en la mirada de ella y él
como amapolas dormidas en los campos.
VÍCTOR CORCOBA-Granada-
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