ANGEL DE AYER
Los lados del camino son testigos
de este deambular por las calles de arriba,
por las calles de abajo, las desiertas.
Espejos son las piedras diminutas
que piso en el jardín, la tarde en sombra,
la fúlgida llamada clandestina
de la desolación más pura y lágrima
que Junio nos ofrece con sus venas
plateadas por un sol que ya entreteje
sus rayos soñolientos que aún nos doran la piel.
Ah piel dorada, estratagema
que buscamos para ocultar la herida
sangrante, grito amargo, amarillo reflejo
de un vértigo tan largo como Lunes
que para el minutero y lo entretiene.
Ángel de ayer, no claves más tu espada
que mi canción se raya y borbotea.
ISABEL DÍEZ
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