Desciende pálida la tarde
para dar paso a la noche,
se cubren nuestras almas
de una manera que se hace distinta,
que se aleja de las cosas solemnes,
para perderse en la lejanía.
Llegará la otra estación
que no da otra verdad,
que no tendrá límites en una espera,
el tiempo podrá jugar a su antojo,
sin dejar que amanezca.
Armando Arzalluz Carratalá -cubano-Canario
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