A veces, las sirenas
se tienden frente al mar
y lo miran de golpe, sal y cielo.
A veces, el mar, siente nostalgia
del amor que salió de sus dominios
y ruge cual felino despechado.
La avaricia en su voz
rompe el silencio de otros mundos
que pudieran rondar a la sirena.
No puede soportar que mire al cielo
y clama con fragor de espuma amarga
A sus ojos convoca e hipnotiza
para que vuelva al reino de su abrazo,
donde todo comienza y recomienza.
¡Ah, el mar...siempre el mar!
Ella posterga adrede el juego
que es mostrarle su pie, lento, desnudo,
a ese aliento anhelante y poderoso
que evoca potestades infinitas .
Se miran... Sal y beso.
Isabel A.M.MIRALLES
(Poema dedicado a mi hija)
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