Llorar por amor
no es acto que tiene un altivo desdén,
se hace a modo de dar rienda suelta
al cúmulo de emociones
que se tiene dentro,
hace falta el desahogo
para que de nuevo florezca,
la ilusión que vivimos
por el viejo camino.
Hace falta hacer realidades
todas las cosas que sentimos,
de esa manera cultivar
lo que tenga el valor para hacerlo,
porque en materia de amor
nada es perdido.
Armando Arzalluz
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