Si pudiera recoger el pasado
devolver mis pasos,
seguramente no recorrería el mismo camino,
tomaría otra ruta
no se si cierta o equivoca
solo se que el tren de la vida
pasa demasiado rápido.
Desde el momento en que se nace
nos montamos en el tren de la vida,
nosotros como padres
no nos detenemos a pensar
que en un momento de sus vidas
nuestros hijos en alguna estación
se tendrán que bajar.
Es ahí donde la sorpresa
el dolor de padres empieza
y vienen las recriminaciones, las culpas
el por que no dije,
el porque no hice.
Algunos se bajan sin un adiós o un hasta luego
dejando un profundo vació,
otros logran sorprendernos
con sus constantes triunfos,
otros pasa desapercibidos
que no nos damos cuenta
a que horas se bajo de este tren,
en fin nos atormentamos
pensando cantidades de cosas
que no podemos evitar.
Si hacemos memoria
que nosotros también fuimos hijos,
también nos tuvimos que bajar de ese tren
y hacer nuestra propia vida,
sin nuestros padres, tal vez sería mas fácil
asimilar este separación.
Comparamos la vida con un viaje en tren
con sus estaciones, con sus tropiezos,
con sus alegrías, con sus triunfos,
tristezas y frustraciones,
todo esto hace parte de la vida.
Algunas veces me desanimo
pero pienso que bien vale
la pena continuar el camino,
es así cuando me levanto de nuevo
continuo mi ruta llenándome de fuerza
para seguir con mis proyectos y metas.
Anna A. Mendoza G. -Colombia-
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