(Esto sí que es una cadena valerosa para que la compartan, al menos, una decena de amigos con la O masculina)
Porque quizás seamos el problema pero también somos la solución o, al menos, una parte importante, imprescindible, de ella. O quizás, como decíamos cuando luchábamos en otras trincheras no tan lejanas, si no somos parte de la solución seremos seguramente parte del problema.
Porque está sonando la campana de la historia y toca a rebato para que los del cromosoma XY desertemos de la tropa dominante e invasora, de la fila ovejuna de los cómplices necesarios y nos alistemos en la resistencia de la igualdad de derechos – que no de vida, que no de opiniones - que, indefectiblemente, construirá el futuro pasando por encima de los que reinan en su casa a bofetadas.
Porque todos somos el brazo que daña, el puño que maltrata, la palabra que ofende si no somos la mano que detiene el golpe brutal, la razón que desarma al matón doméstico, el brazo que ayuda a levantar a la malherida.
Porque es hora de romper la baraja amañada y repartir nuevos naipes a las generaciones del futuro para que ya no ganen más el tute de la vida ni el As de Bastos ni el Caballo de Espadas ni el Rey de Oros, para que la baza ganadora sea siempre el Dos de Copas solidario de los y las que caminan juntos e iguales.
Porque ya no basta no ser cómplice, no callar, porque hay quedar un paso más y ser insumiso y rebelde, lanzar la mano , la mirada y la palabra contra la sinrazón del vecino, del amigo y la nuestra propia si se levanta contra otro ser humano.
Porque ya no basta seguir los pasos de la mujer nueva que canta, que denuncia, que trabaja, que sale, que habla, que ama y que lucha; porque no habrá futuro si tú y yo, hombres del hoy y del mañana, no hacemos nuestro propio camino de palabras y de hechos, de flores y de razones, si no nos hacemos de nuevo para tener el derecho a caminar al lado de ellas.
Por eso, porque no nos basta aplaudir en los conciertos , ni firmar en las peticiones, ni llevar lazos morados, ni llorar la sangre, ni besar ni dar palmadas en la espalda, conspiremos hoy como hombres nuevos, ganemos con nuestra acción el derecho a un puesto en otro futuro que ellas ya se atreven a soñar.
JOSÉ LUIS RINCÓN ARES
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