Mañana cambiaré de imagen
y te llevaré con la lluvia
donde el río no se hiera de cristales;
y tus pies no se manchen
de soledad de los caminos.
Haré que la semilla recobre
la herencia de su pan convirtiéndose en trigo,
y aullaré mi tristeza
como labriego herido por el hambre,
cuando ya no queden migajas
que sobren de la mesa cortesana...
Vagaré sin ti
hasta encontrar refugio
en otros brazos quizás, o en otras bocas
que me besen con su pan,
Y me den a beber el té de lágrimas
peregrinas que han quedado del otoño
cuando la lluvia alzó su vuelo
hacia nuevas primaveras...
Seré la imagen de un Adán
sin paraíso, con el pudor quemándome
la piel hasta que el fruto
deje de ser prohibido y me lo des a comer
con la mies de tu alegría y de tu engaño...
Y poder compartir la sed de tu pecado
desnudándome en tu piel la manzana del amor
con sabor a miel y el aroma del placer.
Para quemarme del fruto prohibido
de un paraíso furtivo,
de tus llagas que declaran despojo mis cenizas
y la piel de tu corteza sembrándome
la savia como jugo de la vid en los otoños.
Hasta que la imagen de todas mis memorias
haya borrado tu recuerdo para siempre,
y me haga crecer en el olvido como criatura nueva,
sin pasado...
Ricardo Flores Joya -El Salvador-
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