En la ternura de tus ojos de gaviota
firmamento abierto y alas doradas
vuelo libre amando tus pupilas de arena,
amando simplemente.
Y me reencuentro en cada mano pie de luna
en cada noche aurora blanca
en cada silencio del pentagrama
en cada beso miel abierto sueño.
Estremece esta alborada
fuego óseo potenciado al infinito
potenciado como amalgama de edades
una encima de otra en zigzag y reverso.
Suelta, capitana de las aves
hilos de lana en tu pelo negro
absorbe y enternece la tarde
absorbe este digital paseo.
Como un lecho de rosas que se saludan
o como un beso de mariposa,
como si tu nombre adherido a mi pecho
se llamara ternura.
Nora Uria Castro
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