Se desvistió la luna en sus ojos de almendra y enamorado de su brillo sintió dolor de no alcanzarla con sus manos de madera.
La tierra herida lloraba sobre la indiferencia humana y el silencio se tragaba a golpes sus miradas apagadas.
Esa tarde el sol derritió aquellos inviernos, que regaron la desdicha de un corazón amarrado que latia.
Dalgys Teresa Bautista
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