Hoy me sentí mejor Dios mío,
de los diez dragones rabiosos que asaltan mi paz mental al mediodía
sólo hallé tres;
uno estaba ebrio,
fue fácil administrar veneno en su licor;
mientras copulaban los otros dos,
los atravesé con una lanza.
Quieras tú señor mío que los otros siete no me culpen,
ayúdame como hoy a eliminarlos aunque sea poco a poco.
Carlos Martínez Villanueva
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