miércoles, 11 de noviembre de 2020

MARAVILLA

 

Para contemplar el momento

más bello en toda la eternidad,

primero hay que conocer el dolor de la herida

sumergida en la esperanza que nunca llegará.

Lo más bello,

cualquiera sea su precio,

hay que pagarlo por cada momento

de su duración ante nuestros ojos.

Hace algunos años,

ni siquiera recuerdo una hora,

logré escalar la cima.

Todavía era joven y tenía muchos sueños.

Con el paso del tiempo

dejé de soñar, respirar y contemplar.

La vista de la montaña me abrió a la eternidad,

que es como la bolsa llena de arena

donde esperamos lo bello,

tan idílico que ni siquiera se puede visualizar.

 

Cuando dos personas deciden

a cambiar sus vidas para siempre,

los demás lo ven como una locura.

Todo lo que ocurre cada día,

el aire o el pan comido para el desayuno,

las lágrimas en la almohada,

los libros en la estantería,

también están asombrados.

Pero el tempo sigue corriendo,

y los enamorados pierden el coraje

de poner en riesgo lo seguro.

Anna Banasiak -Polonia-

Publicado en Suplemento de Realidades y Ficciones 87


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