En cada frasco un perfume
que espera que retires el tapón
para escaparse por el viejo tocador
de madera dejando huellas
que perduran días
o a veces tan solo un breve instante.
Ese instante es suficiente
para atrapar a quienes
se acercan al viejo tocador
de madera a utilizar
cada uno de los frascos
para hidratar su cuerpo.
Siéntate ante ese tocador.
Contempla cada frasco.
Quítales el tapón despacio,
muy despacio, dejando
que su perfume poco
a poco llene toda la habitación.
Deja que el olor se apodere
también de ti enamorando
tu olfato que solo percibirá
por unas horas su fragancia
y te sentirás plenamente
relajado, eufórico.
JOSÉ LUIS RUBIO
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