En la Torre de Guzmán
una botella encontré
llena de agua de mar
con que mis penas alivié.
Consume este agua, mi niña,
y sentirás invadido
tu corazón herido
de sosiego y paz marina.
Bébela tú campesino
y podrás arar los campos
sintiendo un beso en tus manos
del Hacedor infinito.
JOSÉ LUIS RUBIO
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