Vi tu corazón alzarse al sol y plantar mil semillas y cuando girasoles hermosos iluminaban el campo.
Con cuanta ternura entregaste tu ser y abrazaste por igual al ladrón y al perezoso.
Y ahora veo tus campos cenizos y a un lado el manantial del alma brota limpio, y el agua te dice "ya no esperes, camina de nuevo".
Sé que tu fe se quebró como una sandía contra el piso,
lo dulce de su jugo contaminó de salud el campo.
Sabías que no existe nada sobre la tierra que no pueda repararse?
Carlos Martínez Villanueva.
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