domingo, 14 de junio de 2020
¿MI POESÍA? ERES TÚ
¿Eres tú, mujer?. Eres tan bella que hasta el sol te niega su sombra.
Mirarte revelada en tu belleza de luz, es un placer que nunca llega al colmo
llegas a mí con tu sonrisa de labios rojos, constelación de estrellas, tus ojos.
Voy a dejar mi viejo puerto de esperas y soltaré amarras por ti.
Siento una congoja embravecida, cuando ya sueño vivir en tus primaveras
porque estás tatuada en mis pupilas con amor, en una claridad estremecida.
Y allí quedo yo, perdido mi verbo, aferrado a mirar tu etéreo cuerpo.
¡Eres tan hermosa! Como una rosa roja temprana que se abre ante mis ojos
que atrapas el rocío de cristalinas lágrimas en tus pétalos, de sangre y rojo.
Me pierdo cuando veo tu estrecha cintura y tu cuerpo, y te desnudas.
El mar salvaje y agreste, es el mejor marco para tu tibia belleza lujuriosa
que rinde su propio salvaje encanto, ante tamaña hermosura de una diosa.
Siento una sensación de latido, pasión y rebeldía, cuando me sonríes.
Te acercas suavemente desnudas mi cuerpo, mi ansiedad es amor y agonía
enloquecido de lujuria martirizas toda mi razón en la premura que sea mía.
Amarte, será como olvidar el tiempo, la vida y morir entre tus piernas.
Siento el lujurioso contacto de los amantes, abandonados al amor y suerte
mi amor desesperado como si fuera el último instante de tenerte y perderte.
Una marea celeste y abismal cubre el éxtasis de mis ojos turbios.
Robo la furia del amor en tu vientre, en mi ansiedad de vivir lo hermoso
cuando tú boca roba todo mi aliento en la paz del final en éxtasis y gozo.
Tu desnudez se aquieta en mis pupilas, con el misterio del amor.
Eres mía, suavemente como brisa arrulladora, cuál ocaso que se extingue
entre el éxtasis final, iluminado con un polvo de estrellas etéreo, invisible.
Te amé y padecí el furor del amor, como a la sangre misma.
Tú eres mi poesía porque sé que en un sólo momento vivo siglos, contigo
en el regocijo del verbo en tu boca con la metáfora ardiente de tu ombligo.
Tú. cambiaste mi vida, ya vivida.
Contigo me olvidé de mí pasado.
Y comienzo a soñar con el mañana.
Sólo contigo.
Manuel F. Romero Mazziotti -Argentina-
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