lunes, 1 de junio de 2020
ÉL Y ELLA, Y EL OTRO QUE NO MIRA HACIA LA CAFETERÍA
Él y ella desayunan en un silencio como de arena gruesa que no cae por el reloj. Están sentados junto a un ventanal. Él advierte que, en la acera, al lado del paso de cebra, está de pie un hombre atractivo, con un color de piel morena que hace pensar en un extranjero, aunque la expresión es de quien lleva mucho en el país. El hombre no mira hacia la cafetería sino hacia las calles y la gente, pero sin detener la vista y sin pedir o vender.
Cuando ella se levanta para ir al médico y regresar, él se queda ante un café de mayor soledad. Al ella salir, él observa que el otro echa a andar. Piensa que ese hombre la esperaba y que se encontrarán en el camino o en la clínica. Con celeridad él tira unas monedas y sale tras el hombre, tras ella. Doscientos pasos después, ve al otro reunirse con ella y descubre el intercambio de droga por dinero. Comprende que ella necesita más calmantes que los prescritos. Que todo se precipita y ella lo oculta. Él se apresura a regresar a la cafetería a ver si logra sentarse a la misma mesa.
Del libro Bña, bla, bla, bla, bla, sobre el amor de FRANCISCO GARZÓN CÉSPEDES
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