Él gira con desesperación hacia ella e indica: “Entiérralo. Págale el ataúd. Mi padre es todo tuyo. Cuando crecí quiso seguir poseyéndome y te poseyó a ti.” El sillón con el cuerpo vuelve a balancearse mientras la puerta se cierra y ella avanza. ¿Hacia el centro del salón? ¿Hacia el fondo? Y uno de los tres piensa: Cómo duele.
Del libro Bla, bla, bla, bla, bla sobre el amor de
FRANCISCO GARZÓN CÉSPEDES
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