Desde la nariz la respiración expulsa una góndola. Es una góndola densa, pujante, seductora. Una góndola que queda flotando en el aire entre él y ella. Él respira por la nariz y ella por la boca. La góndola es un anhelo entretejido entre los dos. Un anhelo que navega de un puerto a otro. Inhalado, exhalado. Tan real la góndola que se balancea con más y más fuerza en el oleaje mecido por los jadeos de él y los jadeos de ella.
Del libro Bla, bla, bla, bla, bla sobre el amor de
FRANCISCO GARZÓN CÉSPEDES
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