La aurora me mostró, el cielo azulado,
y muchas tenues nubes, lo escondió,
dibujado iba un ser enamorado,
y el espejo del cielo, se encendió,
cayó todo lucero que ardió
cuando ese cosmo azul, lució encantado,
por ese bello ser ilusionado
que a todo el vivo cielo iluminó.
Tus besos y tu mirada iluminada,
emanan el encanto de mimada,
hoy me dejas volar mis pensamientos
y navegar de día por tus mares,
para consolar tanto a tus lagares,
que me endulzan por siempre mis lamentos.
José Manuel Quintero Rojas
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