DEMASIADOS DÍAS PARA UN NOVIEMBRE

     De las anomalías nacen los futuros y el nuestro, digno hijo de su época, nació bastardo. Cabrón. Dado al “hijoputismo” y a la decepción. Con el espinazo torcido y emparentado con la inagotable capacidad que tenemos los supuestos seres humanos para autodestruirnos. Y aun así, cuando nos perpetramos nuestro amor. Cuando presiento que el infinito cabe en tus hechuras de hembra a pesar de que el vacío lo haga en la herrumbre de mi pecho. Cuando tu boca acaricia las palabras con las que das sentido a la existencia o, simplemente, cuando me miras, me entran ganas de tirar por coño mi colección de necrológicas con las que justifico los días. Demasiados días. Demasiadas necrológicas.

     ¿De dónde esta taquicardia en las ganas de tenernos y al mismo tiempo esta agonía de nuestro porvenir? De la necesidad de ser. De sernos. De nuestras pocas virtudes contempladas como pecados y de nuestro virtuoso pecar como clavo ardiendo al que agarrarnos en esta Edad de Mierda donde los relojes de arena dejan de latir y el tiempo es una alimaña dañina que nos roe los labios para evitar que amamantemos alguna ilusión con besos, alguna embustera fantasía como lo son todas. Demasiadas ilusiones. Demasiadas fantasías y demasiadas mentiras.

     Demasiado tarde nos ha encontrado y juntado el destino. Demasiada vida guardada en los bolsillos rotos a la que yo trato de asesinar disparándome balas de plata. Demasiadas pocas ganas de sacar el pescuezo y de caminar abrazado a alguna esperanza. Así que mejor que camines tú, supuesta promesa a la que debería agarrarme si yo tuviese un mínimo de sensatez. Inténtalo tú, mi Eterno Amor que me durarás lo que me duren estos anómalos momentos, a ver si así al menos uno de los dos deja para el futuro algo tangible y no solo aquello que pudiéramos haber sido y que me gustaría pensar que en la eterna fugacidad que existe en un jadeo, incluso lo hemos sido... O lo somos... O lo fuimos...

FRANCISCO TOMÁS BARRIENTO EUSEBIO -Campofrío-