lunes, 11 de mayo de 2020
ANGUSTIAS
Acaríciame…
Y no me digas nunca, nunca más
llena mis silencios, vacíos de ensueños
y ámame apasionada, y no me dejes, nunca jamás.
Por qué…
Si eres tú mi amor, escucha mi dolor, calma mi tormento
sólo bésame, y dame la tibieza de tu piel y tu cuerpo
y en el camino del amor, juntos, vivamos cada momento.
Quítame…
Con tus besos las angustias del largo letargo de mis sueños
dejemos las crueles esperas entre las frías cenizas del olvido
y gocemos las pasiones que viven entre lujurias y suspiros.
No preguntes…
No digas nada más, deja que seque tus lágrimas de amor
espinas que mi alma aquieta, en recuerdos que lastiman
recuerda que te amo desde siempre, no importa mi dolor.
Escucha…
El loco latir exasperado, que martiriza y siento en mi alma
enardeciendo la pasión y el fuego en todo mi cuerpo
es el delirio por tu amor, que me quita la calma.
Apriétame…
Con tus brazos de pétalos tan leves, sutiles, que me aman
déjame sentir las huellas de tus caricias en mi espalda
y déjalas morar en mi piel, que se desgaja.
Dame…
Toda tu alegría de vida, como auroras que me iluminan
y vivir los otoños de mi vida en tu juventud, toda la vida
que mis otoños en tu espera ya vividos, te reclaman.
Necesito…
Vivir el amor contigo, entre las nostalgias, ironías de mi vida
en el mar de tus ojos, con el único horizonte de tus pestañas
entre la lujuria de nuestros cuerpos, y la pasión consentida.
Beberé…
Entre los barrancos de tus pechos con mi boca insaciable
sintiendo la pasión en el goce de la rosa en tus simientes
entre tus piernas, ardiendo de gozo y lujurias inolvidables.
Arráncame…
La vida, con el néctar de tu aliento tibio y besos tiernos
y déjame gozar la dulzura de tu amor de rosa florecida
en tu dulce compañía, en momentos que sean eternos.
Siento…
En el relato íntimo y fogoso de tu vientre en cada encuentro
la pasión que martiriza, y el aroma y el vértigo de tus besos
con el eco de tus murmullos, goce que aquieta mis silencios.
Consiénteme…
Abolir todas las fronteras de la pasión de nuestros cuerpos
atesorar la fiesta íntima con tu luz, en todos los instantes
entre el banquete lujurioso y voraz de todos los sentidos.
Quiéreme…
Preludiando el daño de las sabias del otoño, cruel desengaño
cuando el sexo se esfume en las nubes de un dulce recuerdo
lejano y resentido, en la lejanía de la pasión y éxtasis soñado.
Perdura…
Con tu amor en todos mis momentos, mi querida
ya que sólo por ti, sobrevivir la vida, me es amada
el día que tú me faltes, cruel destino será mi morada.
Por favor, tú que dices que me quieres tanto
regálame siempre vida, con tu risa cristalina
pero no lo hagas nunca, con tu llanto.
Manuel F. Romero Mazziotti -Argentina-
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