lunes, 10 de febrero de 2020
¿DÓNDE ESTABAS, TÚ?
Te miro, y tu cuerpo sinuoso quema mis pupilas y alma.
Envidio al sol lujurioso que a tú cuerpo besa y acaricia con sensualidad
y quiero ser el agua de tu mar, besar tu cuerpo y calmar mi sed de amar.
Diminutos diamantes dejan las olas en el trigal de tu cabello.
Amo la brisa salina que acaricia tu piel, y se bebe el perfume de tu cuello
y mi corazón gime, bella doncella que contagia ternura, y tu cuerpo bello.
¿Dónde estabas tú?, para que la soledad no sea mi morada.
Quiero tu amor, inventando nuevos mundos con tus caricias, mi tormento
olvidar el tiempo, perder la razón y sentir los aromas de tu ardiente aliento.
¡Cuándo tú sabrás, que, por tu mirada de cielo, muero!
Quiero contarte mis sueños y volver a revivir lo que siento cuando te veo
y llenar mi vida, que nunca fue nada, y poder murmurarte un ¡Te quiero!
¡Estás tan cerca! De tanto desearte, eres como mi segunda piel.
Y será otra tardecita de mi corazón asombrado, cuando tu cintura sea mía
y sienta en tus brazos tu tibia, dulce pasión entre mis primaveras perdidas.
Escúchame entre murmullos, aun cuando el silencio exista.
Déjame que abreve mi boca en los perfumados barrancos de tus pechos
y pierda toda cordura, con los pétalos de tú piel y de tu vientre perfecto.
No me basta el cielo azul, del amanecer de tu mirada.
Tú que naciste de la aurora, tus pupilas beben el sol y el amor todo el día
y allí yo seré tu lluvia, y tú mi arco iris, viviendo amándote, toda la vida.
El amor es sólo una palabra muda.
Pero llegas tú, y le das sonido y ternura.
Manuel F. Romero Mazziotti -Argentina-
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