No sé si muerdo la sed
del esquizoide, o te regalo mis ojos/
Camino a unísono,
deleitada entre fuentes vivas,
me ato al mundo con un hilo imaginario…
Allá en algún lugar,
esta la flor, que es mi mirada de luz/
Mientras me quiebro como espejo
Contra el corazón de un sol invisible…
Beso su boca,
abrazo un suspiro,
que no sabe donde perdí la memoria/
Amor vestido de esperanza,
el poema nunca deja de latir
Graciela Villaverde
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