domingo, 3 de noviembre de 2019
CARNE DE VIOLETA
Voy quitándonos la ropa al compás de los besos. Te acuesto sobre sábanas frescas de lino azul. Pongo con mis labios una violeta donde Venus puso una mordida vertical. Ella toma el color, aroma, textura y sabor de la flor, y esta huele y sabe a ti. Beso sus pétalos, buscando la fresa que se oculta entre ellos, y siento las gotas de tus goces perfumar mis sentidos, como agua de diosa que bendice mi nombre. Abandono la violeta, y me deleito en esa húmeda llanura donde la luna y el sol se niegan y mi lengua se alza como concierto de placer. Gimes, muerdes, arañas mi aliento, te vuelves tigresa en desespero por el gozo. Un chorro de luz surge de la unión de la flor con tu feminidad y llena toda la habitación de ti. Y ocurre una y otra vez el ansiado milagro del espasmo…
Victor Diaz Goris
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