Ya basta de hablar
siempre con la muerte
en los labios.
La vida, está sí,
es la histórica infidelidad
recíproca.
La vida es la versión
desesperada
del sueño.
Sin embargo
no conviene
ser el diablo
de nosotros mismos
ni tampoco el humano
cómplice del engaño.
Teresinka Pereira
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