sábado, 1 de junio de 2019

POSESIÓN


Se nublaron los cielos de tus ojos
y como una paloma agonizante,
abriste en mi pecho tu semblante
que tiñó el rosicler de los sonrojos.

Jardín de nardos y de mirtos rojos
era tu seno mórbido y fragante
y al sucumbir, abriste, palpitante,
las puertas de marfil de tus hinojos.

Me diste generosa tus ardientes
labios, tu aguda lengua que cual fino
dardo vibra en medio de tus dientes.

Y dócil, mustia, como débil hoja
que gime cuando pasa el torbellino,
gemiste de delicia y de congoja.

EDUARDO JOSE SOTO
Compartido por Ana del Pozo

No hay comentarios:

Publicar un comentario