He dejado mi vida a tus pies,
mi corazón y mi amor, en tus manos.
Ellas me esperaban día y noche.
Y yo viajaba hacia ellas día y noche.
He dejado mis besos en tus labios,
para que duerman en ellos.
Míralos, no se secan, quieren persistir.
No se atreve a llevárselos el viento.
He dejado mi amor y mi cuerpo
en tus brazos, junto con mi corazón.
A la largura de tu cuerpo, me entrego,
me rindo, a las anchuras de tu amor.
He dejado mi recuerdo en tu memoria.
No me olvide por si vuelvo,
para que me reconozca.
He dejado mi vida en tus pies,
mi corazón, en tu amor,
mi cuerpo en tus brazos.
Lo he dejado, todo, contigo,
cuídalo, porque te amo.
Rafael Pérez
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