Bajo un mismo paraguas,
caminé a tu lado.
Lo abriste para mí,
sin conocerme,
quería protegerme
de las enormes gotas,
que caían a raudales.
Estaba empapada cuando
tu paraguas me ofreciste,
me viste y acudiste
prontamente a guarecerme.
Debajo del paraguas,
al mirarte me encontré
con tus ojos, me miraron,
y sonrieron, yo turbada,
miré hacia otro lado.
Estábamos tan cerca,
que creí sentir los latidos
de tu corazón, ¿o eran los míos?
Me acompañaste hasta
la puerta de mi casa,
al despedirte, me diste
un beso en la mano,
y me pediste el número
de mi teléfono.
Y así comenzó un amor,
que dura hasta hoy,
el paraguas... aun lo conservamos.
Anitra Bravo Galaz -Chile-
No hay comentarios:
Publicar un comentario