jueves, 25 de abril de 2019

TUVO QUE PAGAR MARÍA


Lo que pasó el otro día
con la pequeña María
te lo voy a platicar.
Así voy a comenzar:

En el kínder está ya
y un día cuando mamá
llegó allí y la recogió
la maestra la llamó.

A la mamá le decía
que la pequeña María
tenía que conocer
las monedas, y saber
lo que vale cada una.
Que no conoce ninguna…

Y mamá esa misma tarde,
sin que el trabajo la aguarde,
sentadas entre arboledas
comenzó feliz su clase.
El valor de las monedas
por supuesto era su base…

¡Y no se fue de su mente!
Porque justo al día siguiente
que al parque las dos se fueron
y de venta tunas vieron,
que una señora vendía,
al ver mamá que a María
las tunas se le antojaron
pues sus ojitos brincaron
ni tarde ni perezosa
le dijo así muy graciosa:
Veo que quieres tuna.
Pues, vamos a comprar una.

Y a la hora de pagar
fue que mamá muy a gusto
le dio pronto unas monedas
y le dijo: paga tú.
Espero comprarla puedas.
Yo nomás voy a mirar.
Fría como un iglú
se puso del puro susto,
la pobrecita María,
e incrédula todavía
a mamá le preguntó:
¿Quiere que las pague yo?
¿Si sé hacerlo quiere ver?
¿Si aprendí yo algo ayer?

Y sin esperar respuesta
dijo, acepto la propuesta.
Ya entendí que he de pagar
y en mi cerebro indagar
como pagar esa una,
si es que comer quiero tuna.

María Adelina García Corea

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