lunes, 22 de abril de 2019
ORFANDAD
¿Qué será de mi cuando la aurora me encuentre
con las manos vacías sin la tibieza de su piel?
Será su ausencia mi comunión en pecado
sin la hostia de sus besos santificando mis labios.
Las golondrinas vendrán a posarse en mi ventana
Y en su canto llorarán esas negras sinfonías
que aprendieron en los inviernos marchitos
cuando arropada en el silencio, sin alas me dejó el viento.
Versa mi pluma dolida estos versos de orfandad.
De mi orfandad son testigos los olvidados caminos
huérfanos de mis pasos, la quietud de la rivera
donde quedaron mis huellas, cuando soñaba en sus brazos.
Callan las notas de mi alma que se anudó en mi garganta
todos los atardeceres, las noches con sus insomnios,
sus escondidos demonios; la hora en que se marchó
con los pálpitos soñados que se fueron olvidando.
Lloran mis versos callados solos en noches perdidas,
agonizan los luceros, las luciérnagas dormidas
se han quedado bajo el cielo donde sangran mis heridas.
De ese amor solo me quedan las ilusiones perdidas.
Ayer versaba de alegría cuando en su pecho dormía,
testigos son nuestros sueños de doradas fantasías.
Testigos son los caminos que se han vuelto cenicientos
y hoy solitarios dormitan en las rutas del silencio.
Raquel Alejo -PERÚ-
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