lunes, 1 de abril de 2019
LOS PUEBLOS / UNIFORME
Los pueblos
Verde imposible anida inalcanzable
una higuera en la torre,
curiosa de estorninos y palomas,
de vientos, de horizontes…
Viejo páramo adobe la espadaña.
El amanecer descuelga cálido
su llama fluida desde el campanario
hasta la fuente: rumor de cristales.
De cal, frías al fondo, sarcófagos las casas.
De la escasa niñez que chilla por la plaza,
cada risa, destello, cada paso
es una higuera verde imposible
que alegra el eco breve y fúnebre
del bronce ante la niebla
silenciosa e inminente del invierno.
Es un bálsamo inútil
contra el abandono del anciano,
olvidado granito de los pueblos.
Uniforme
Siempre en su cuarto la ropa
sobre la silla:
la dehesa, el viento, el campo,
la huerta, el establo…
Dardos de avena loca
bajo hilo gris holgado herían
la cal de sus tobillos
y el polvo de las botas
o el barro otras veces
hollaba su exhalar por la escalera.
Colgó de testamentos y cenizas
a diario su sombrero:
pana y rejilla, inviernos y veranos.
En el armario guardó oscuros
silencios y alcanfores,
incluso muerta ya mi madre:
antigua ropa nueva de cumplir,
de funeral…
Y el brillo
betunado del luto, del charol
debajo de la cama.
Fue el del campo siempre
su uniforme,
fue él de campo hasta la tumba.
LEOPOLDO ESPÍNOLA -Sevilla-
Publicado en Luz Cultural
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