GUÁRDAME
La luna hilvana
neutros arreboles
parpadeando en glaucas
órbitas vacías.
Vidriando adoquines
la noche te invoca
cromando en los charcos
turbios aguafuertes.
Altas y hermanadas
cornisa y condena
colindan banales
preludiando el salto.
Y siempre me ves
en tu periferia
sin espaldas
guardándome tus alas
de mi necia ingravidez.
Y que estás
soluble en todas partes
cuantioso tu celo
aromando a lirios
mi obscura levedad.
Que te han dado a ser
el lino en mis estigmas
sudario transitivo
de mis inmolaciones.
Juan José Trincado
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