Descendiste a la fosa aterradora,
donde la muerte tiene su dominio,
realizando, con esto, el exterminio
del mal que nuestro espíritu devora.
En esa tu misión restauradora,
venciste el poderío del demonio;
dejaste, con tu Amor, tu testimonio,
borrando las tinieblas con Tu Aurora.
Surgiste tan glorioso al tercer día,
del fondo tenebroso del abismo;
Tu Cuerpo renovado refulgía.
Los ángeles te rinden pleitesía,
resurges para gloria de Ti mismo,
pues Cristo, nuestro Rey, hoy Renacía.
Julio César Martínez Matus -Nicaragua-
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