DESNÚDAME…
de la grama ingrata
que va vistiéndome
al cobijo de la pared
de mi cuerpo…
De las ortigas y cardos
que brotan de mis sístoles
y enraízan en mi pecho…
De las piedras
que me clavan
espinas sobre mis poros…
Desnúdame
y yo te ofreceré
mi piel, mi sexo y mis frutos…
Mi tiempo, mi vida y mi alma…
Yo, que soy
torpe futuro aprendiz
de aprendiz de aprendiz,
comencé a acariciarla con el azadón
de besos y sudor.
FRANCISCO TOMÁS BARRIENTO EUSEBIO -Campofrío-
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